EL AVE MENSAJERA

Los Dioses mayas crearon a los colibríes para volar libremente, sin embargo, no solo crearon a estas bellas aves y las hicieron libres, sino también les destinaron un trabajo: los colibríes tendrían que llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres y no solo de los vivos, también de las almas de nuestros seres queridos del más allá, y de los mismos dioses.

Por eso, según la leyenda, cuando aparece un colibrí ante ti de repente, te está llevando un mensaje de amor y cariño de parte de alguien que está pensando en ti, de esta tierra o del más allá.

Hace varios años con el motivo de celebrar el rito del primer año del fallecimiento de mi madre, visité el lugar denominado Moray en Cusco, siguiendo la orientación de una amiga mía, que sabía algo del tema. En realidad, me sugirió algunos lugares energéticos, dentro de los cuales Moray quedaba más cerca de la ciudad del Cusco. Según mi amiga, lo más importante era tener contacto directo con la madre tierra “Pachamama”, es decir, tenía que quitarme los zapatos, las medias y caminar descalza. Me indicó que tenía que ir temprano y llegar antes de la salida del sol.

En Moray, Cusco -Peru, se encuentran las cuatro terrazas circulares, de diferentes dimensiones. Llegando me dirigí inconscientemente a una de ellas, como si alguien me guiara, bajé hasta el fondo, quitándome los zapatos, las medias, hacía frío y estaba aún oscuro, empecé a caminar en forma circular, dando vueltas. Mientras salía el sol, poco a poco, los primeros rayos me calentaban y me tendí de espaldas en el suelo. Cerrando los ojos, sentía el calor del sol y de la tierra, una sensación extraña y agradable al mismo tiempo, como si no pesara el cuerpo.

En ese momento, abriendo los ojos, vi un ave grande, me pareció grande como una paloma, pero, volaba y picaba, volaba y picaba, no tenía la menor idea. No tenía ningún conocimiento de las aves. Seguía volando y picando, no se iba, yo la miraba.

Cuando me sentía como nueva, llena de paz y cargada de energía positiva, decidí levantarme y me puse las medias, los zapatos para irme, recién el ave se fue y desapareció.

Llegando a la ciudad del Cusco, mi amiga me preguntó cómo me había ido. Le comenté que me sentía muy bien y que había visto un ave que volaba y picaba mientras yo estaba ahí. Me dijo: qué bueno, te encontraste con tu madre, que se te ha manifestado, visitado en forma del ave.

Para darme cuenta que el ave que vi ese día era Giant Hummingbird (Patagona gigas), tuvieron que pasar aún unos años más. Ha sido el primer colibrí que he visto en mi vida, en Japón no habitan los colibríes, viviendo en Cusco ya varios años, nunca los había visto hasta ese momento.

Me acuerdo claramente de ese día, del colibrí (casi creía que era una paloma por el tamaño más que nada, pero me preguntaba a mí misma, ¿acaso una paloma pica las flores? Ahora reflexionando, ese acontecimiento ha sido el primer encuentro y contacto inolvidable con un ave en mi vida, y también me ha llevado a querer tanto a los colibríes. Cada vez que me encuentro con los colibríes, donde sea, les doy las gracias, ya que me está visitando mi querida madre del más allá.

Por Kii Fujii, participante activa – PWB Cusco / kifujicha@gmail.com

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1 comentario en “EL AVE MENSAJERA”

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